Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales https://mariahmbpr911763.bloginwi.com/72152574/un-análisis-profundo-del-cabezazo-de-zidane